CORO VENIAE



El CORO VENIAE nace del corazón de la Hermandad del Santísimo Cristo del Perdón, como expresión viva de fe, servicio y compromiso. Surgido con la ilusión de poner música a las misas dominicales en nuestra Parroquia de San Sebastián, pronto se convirtió en un pilar fundamental en la vida litúrgica y festiva de nuestra comunidad.

Más que un grupo de voces, Veniae (que en latín significa PERDÓN) es una familia unida por la fe y el deseo de evangelizar a través del canto. Con sencillez, alegría y dedicación, acompaña cada domingo la Eucaristía, pero también está presente en todos aquellos actos donde se requiera llenar de belleza y oración los momentos importantes de la vida parroquial.

Entre sus citas más especiales destacan los cantos durante los actos dedicados a nuestra patrona, la Virgen de las Cruces, y su presencia cercana y festiva en Navidad, llevando villancicos a festivales o las propias calles de nuestra ciudad o en encuentros solidarios u otros actos de las parroquias que así lo solicitan, compartiendo esperanza y alegría en cada uno de sus cantos.

En la actualidad, el coro está formado por cerca de 20 componentes, entre los que se encuentran cuatro guitarras, un pequeño grupo de percusión y caja, así como diferentes voces masculinas, femeninas y de niños, que aportan frescura y diversidad al grupo. Todos ellos unen su talento y compromiso para seguir poniendo música a la fe y al corazón de nuestra Hermandad.

"El Coro Veniae es, en definitiva, voz de Hermandad, alma de comunidad y música que nace del corazón para elevarse al cielo."

Oración

En nuestro coro parroquial, la oración es el punto de partida y la meta. No solo cantamos, rezamos con el corazón. Cada nota, cada voz, cada silencio compartido es una forma de alabanza, de entrega y de comunión con Dios. A través de la música, nuestra oración se eleva como un puente entre el cielo y la tierra, y convierte cada celebración en un encuentro vivo con el Señor.

Música

La música es mucho más que melodía: es oración viva. Cada canto que entonamos nace del corazón y se convierte en una forma de hablar con Dios, de alabarle, de agradecer y de pedir. Cantamos no solo con la voz, sino con el alma, transformando cada celebración en una experiencia profunda de fe.

La música nos une, nos eleva y nos acerca a lo sagrado. A través de ella, nuestra oración se vuelve más fuerte, más comunitaria, más plena. Porque cuando cantamos juntos, oramos juntos.

Comunidad

En nuestro coro parroquial, la música es un acto de comunidad. Es el lugar donde las voces se encuentran, donde cada persona aporta lo mejor de sí para formar algo más grande y más bello: una oración compartida. 

Cantamos juntos porque creemos que la fe también se vive en común, como pueblo de Dios que celebra, que siente y que se une en un mismo canto.

Cada canción es un gesto de entrega, de servicio y de amor a nuestra comunidad parroquial. Porque al cantar, no solo alabamos a Dios: nos hacemos uno con los que nos rodean, en armonía, en compromiso y en fraternidad.

Hermandad

La música es un lazo de hermandad. Más allá de las voces, los acordes y las letras, está el corazón de un grupo que canta unido, que reza cantando y se fortalece en la fe compartida. Cada ensayo, cada celebración, es un espacio donde la oración se transforma en fraternidad.

Cantamos juntos, no solo para acompañar la liturgia dominical, sino para construir una parroquia más viva. La música nos enseña a escuchar, a seguir el mismo ritmo, a respirar al unísono… como símbolo de lo que somos: una hermandad viva al servicio de Dios y de los demás.